Ese día el elefante se dio cuenta que era más grande, mucho más grande, casi 40 veces el tamaño de su amo; descubrió que su fuerza nadie la podía contener, menos alguien tan pequeño; y ese día se dio cuenta que las cadenas sujetaban más a su mente que su enorme cuerpo; tal vez pensó también, que él era quién trabajaba duramente, y aún así, no pasaba de su miserable condición; mientras que el hombre que lo tenía dominado, con la supuesta fuerza del látigo, acrecentaba sus riquezas y cada vez vivía mejor sin necesidad de hacer nada, más que tenerlo dominado y manteniéndole la creencia de que era débil...
Y es que la decisión del TRIFE no garantiza la libertad, solo impone otras cadenas, o peor aún, refuerza las cadenas que sujetan al pueblo de México, manteniendo los cotos de corrupción, impunidad, autoritarismo y privilegios mal habidos y mal aplicados. La imposición de Peña Nieto no solo asegura otros seis años de saqueo al pueblo, sino que además demuestra la constante idea, que tienen los oligarcas, de que los pequeños hombrecillos sinvergüenzas y corruptos pueden seguir sometiendo a todo un pueblo.
El TRIFE ha golpeado con el látigo de la imposición, y con esto el PRI, sentirá que puede seguir manteniendo los flagelos del hambre, el desempleo y la miseria; y tal vez lo logre, pero esas cosas no son para siempre, y entre más tiempo duran, en menos tiempo se acabarán. México, el pueblo de México, cada vez es más consciente de su fuerza y cada vez cree menos en los supuestos látigos... Los látigos del opresor golpean más en las mentes que en los cuerpos, y cuando en las mentes ya no duelan, dejarán de ser el mecanismo del control.
Y las televisoras hacen su parte, si, han dicho que los hombres del látigo son los justos, y que el hombre que clama por la justicia es el loco; y a lo mejor algo hay de cierto en eso del loco, porque los locos no temen a nada y son los primeros en revelarse, no temen a las cadenas ni a los flagelos y son quienes cambian los mundos... Lo primero que se necesita para cambiar las cosas, es no tener miedo.
... Y el elefante se dio cuenta que era más fuerte y mucho más grande que el hombre que lo había esclavizado y mantenido sumiso y en condición miserable, se dio cuenta que era explotado, sobajado y humillado; se dio cuenta que había sido despojado de todo, hasta de su libertad; y ese mismo día, el elefante pensó ¡No más! y ese día mato a su amo...
NOTA: Basado en una historia real.
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