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Porque el derecho de decir lo que pienso y lo que siento me fue dado por los Dioses, no me podrá ser quitado por los hombres, sin que éstos, tarde o temprano, paguen el justo precio.


jueves, 21 de julio de 2011

De los ninis a los Ponchis.

De los ninis a los Ponchis.

Fernando caminaba, a eso de las 8:00 de la noche, por una calle cercana a la Comercial Mexicana de Coacalco, y al igual que mucha gente hablaba por teléfono celular mientras hacía su recorrido; de repente, de entre los coches estacionados salió un niño, de entre 10 u 11 años que le dijo: -Señor, no tiene 10 pesos que me regale para comprar un taco, no he comido y tengo mucha hambre; Fernando, sin cortar la llamada, tapando con la mano el micrófono de su celular, le contesto: -que crees amigo, ahorita no traigo nada; -10 varitos nada mas güey, si veo que tienes hasta celular -replicó el menor, acercándose demasiado a Fernando, en actitud muy agresiva- ándale, o te va a cargar la chingada. Al escuchar esas palabras, y al percatarse de la actitud del niño, Fernando sitió que la situación ya se estaba saliendo de lo normal, cortó la llamada del celular, lo guardó, y sin contestar nada, con la mano hizo del lado al chavito, que se había plantado bien en frente de él, y comenzó a caminar de forma acelerada, sin voltear la mirada; el niño lo seguía gritándole de groserías y profiriendo amenazas; Fernando comenzó a sudar, y aceleró aún mas el paso; de repente, de entre otros carros que estaban estacionados mas adelante, salieron -según cuenta Fernando- entre 7 u 8 niños más; al ver eso, Fernando volteó hacía donde estaba el primer niño en cuestión, con la intención de hacerlo a un lado, y correr en dirección contraria a donde acababan de aparecer los otros niños; una vez que volteó, vio que el primer niño ya no estaba solo, sino que venía con otros dos niños a lado de él; aún así Fernando corrió hacia el grupo de tres niños, donde venía el niño que lo abordó en un inicio, y empujó a dos de ellos, y emprendió la huida; atrás de él escuchaba los gritos y las amenazas de todos los niños, que ya lo iban correteando; Fernando corrió a una velocidad tal, que no recuerda haber corrido mas rápido en toda su vida; corrió cuadras y cuadras, hasta que llegó a la avenida José López Portillo, una vez que llegó allí, los niños se detuvieron, pero siguieron gritando groserías y amenazas, y después de unos segundos regresaron por el mismo camino que habían recorrido, perdiéndose en la obscuridad de las calles del barrio. Fernando seguía sintiendo la psicosis del momento recién vivido, por lo que se apresuró a tomar el primer autobús que pasó, sin fijarse siquiera cual era el destino.

Los hechos narrados anteriormente, son verídicos, ocurrieron en el mes de marzo de 2003; cuando Fernando nos los platicó, las risas de varios compañeros, e incluso la mía, no se hicieron esperar, y es que ¿Cómo no? A varios de los presentes en la conversación nos pareció gracioso imaginar a un hombre adulto, correteado por una pandilla de infantes asaltantes; el mismo narrador, varias veces se atacó de la risa nada más de recordar su experiencia.

Ahora bien ¿Cuál es el objeto de contar esta pequeña, pero peligrosa anécdota que vivió mi amigo? Observar que el fenómeno de los menores delincuentes no es nuevo. Cuando se conoció el asunto del famoso Ponchis, pareció que este problema era nuevo, pero no es así; podemos decir que esos niños que en el 2003 intentaron asaltar a Fernando, ahora serían jóvenes, cuyas edades rondarían entre los 18 y 20 años, o sea ya no serían menores delincuentes, sino una banda de adultos jóvenes, tal vez muy bien organizados. El caso del Ponchis toma una mayor notoriedad por una característica propia del caso, y es que este menor estaba muy bien entrenado en la práctica del homicidio y la tortura, por lo que se le ha nombrado en los medios "el niño sicario". Evidentemente, por lo escandaloso del caso del Ponchis, los medios se dieron a la tarea de hacer ver a este adolescente de 14 años, como si fuera el meritito Chamucho, cosa que tampoco es verdad; aclaro que no justifico los actos criminales, pero tampoco me gusta hacerme el ciego a las causas que pueden generar, uno o más, adolescentes como el Ponchis; los medios nunca investigaron la condición económica, social o familiar, que dio origen a un chiquillo con la mente algo perturbada, por una realidad que sin duda, le ha sido siempre desfavorable o infeliz, y mas bien presentaron el caso, casi casi, dando a entender que este chiquillo asesinaba y torturaba a sus víctimas nomás por el puro gusto de hacerlo.

El caso del Ponchis vaya que puede aterrorizar a la sociedad, pero aterroriza mas la inconsciencia y la insensibilidad de la clase política ante situaciones como ésta. Una vez más, diputaditos del PAN... que ahora proponen reducir la edad penal de los 18 a los 12 años, esto debido a que cada vez un número mayor de menores de edad, son absorbidos por el crimen organizado; evidentemente para estos sujetos es mas fácil llenar las cárceles de adolescentes descarriados, que procurar su correcto desarrollo y su adecuado desenvolvimiento en la sociedad ¡Vaya animales! Evidentemente estos politiquillos de basura están muy seguros de que sus hijos nunca tendrán la necesidad de ser reclutados por el crimen organizado, simplemente porque a sus hijos no les falta nada; y es mas fácil para ellos encerrar a todo México en una cárcel, antes que renunciar a sus lujitos excesivos que se dan a costa del trabajo y el dinero del pueblo.

Paralela a esta noticia de la propuesta de reducción de la edad penal, se menciona otra, y es precisamente relacionada con jóvenes en condiciones también problemáticas, los ya conocidos "ninis", jóvenes de entre 12 y 29 años, que no tienen oportunidad de estudiar ni de trabajar; en el Estado de Michoacán la cantidad de "ninis" es del 25% de la población comprendida entre las edades mencionadas, en el Estado de México se estima que el número de "ninis" puede llegar a 600,000, y para no hacer el cuento largo, se estima que el número de estos jóvenes sin oportunidad alguna, puede llegar a los 7,300,000 en todo el País; ese es el verdadero problema, y definitivamente la solución no está en disminuir la edad penal; la única solución inteligente y racional, es cambiar la realidad de los jóvenes, y en vez de ofrecerles un País que solo les garantice las desgracias, ofrecerles un País en el que puedan vivir. Ahora ¿Y cómo no va aumentar el número de menores reclutados por el crimen organizado, cuando a esos menores no se les da posibilidad alguna de supervivencia? Si los diputadetes panistas que proponen reducir la edad penal, tuvieran una verdadera conciencia, y responsabilidad para con sus connacionales, primero estudiarían las causas del problema, y le darían las soluciones adecuadas, y no saldrían con la barrabasada de reducir la edad penal, porque proponiendo medidas tan idiotas, al rato estaremos encarcelando niños en edad de preescolar.

Importante solucionar el asunto de los "ninis", es necesario que el Estado les garantice educación y trabajo, y si no se logra eso, obligación de un Estado responsable es, por lo menos, con dinero del erario, garantizar su alimentación, vestido y vivienda (hay que canalizar el dinero del pueblo donde hace falta, y no nada más repartirlo entre tanto politiquillo sinvergüenza); porque es la necesidad, combinada con la falta de alternativas, la que lleva a muchos "ninis" a convertirse en "Ponchis"; pero peor aún, un Estado que descuida a sus adolescentes y jóvenes, y los priva de toda oportunidad de desarrollo, es un Estado que trabaja, a pasos agigantados, en su propia extinción.

Apocalipsis 3:16

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