Perro no come perro, pero si de gran hueso se trata...
Pacíficas jornadas electorales se registraron en el Estado de Guerrero el domingo 30 de enero de 2011. Se enfrentaban en la contienda los señores: Angel Aguirre, representante de la coalición de PRD, PT y Convergencia; y Manuel Añorve por parte del PRI. Como un dato curioso, el representante del PRD, PT y Convergencia, es un expriísta, por lo que podemos decir que ganara quién ganara, el triunfo sería del PRI, o por lo menos, ambos candidatos son conocedores de las mismas tácticas antipatrióticas. Manuel Añorve, la tarde del mismo domingo 30 de enero, muy al estilo del priísmo, y antes de cualquier resultado preliminar, ya se ostentaba como el ganador de la contienda (algo muy parecido a lo que hiciera en el 88 Carlos Salinas de Gortari ante Cárdenas, pero que en esa ocasión, todo el circo era con la intención de preparar el camino para el fraude electoral). ¿En esta ocasión cuál sería la intención de Añorve con el anuncio de su "triunfo de forma tan prematura"?. El señor Añorve está descontento con el resultado, y como era de esperar, ahora acusa a sus adversarios de malas "prácticas"; pretende acudir ante los representantes de la Ley Electoral, con un montón de pruebas que dice tener, y con lo cual busca la anulación de la elección. Angel Aguirre por su parte, con toda la actitud demagógica, y ahora amparado por lo que parece ser un triunfo contundente, invita a Añorve a atestiguar sobre la autenticidad de su triunfo. Hubo un candidato del PAN, que por cierto declinó en favor de Aguirre, y pues el hecho de que el candidato de extrema derecha decline en favor del candidato de "izquierda", deja entrever acuerdos extraños realizados a espaldas del pueblo. El pueblo de Guerrero ante esta situación, se convierte una vez mas en un espectador del circo post electoral presentado por estos payasos; y como siempre, con estas cosas, el pueblo puede observar, que gane quién gane, el pueblo siempre pierde; lo que podemos ver en esta situación es la confrontación de dos priístas ambiciosos, uno declarado abiertamente, y el otro como infiltrado en supuestos partidos de izquierda, que se han dedicado mas a promover expriístas, que a dar la oportunidad a gente de sus filas con verdaderos ideales de cambio.
Ahora, después de un proceso electoral en el que no se observaron incidentes graves, y en el que no parecen existir irregularidades, observamos al inconforme, al que no puede aceptar una derrota, al que todo lo que se hizo antes y después de la elección le parece ahora irregular e ilegal. El problema ante este tipo de situaciones es que siempre siembran la duda, tanto en los vencedores como en los vencidos, enervando los ánimos populares y dividiendo aún mas al pueblo; los ciudadanos después de esto quedan siempre con un amargo sabor de boca, y queda esa sensación de que los candidatos pelean por otra cosa que no es precisamente el interés popular. Los candidatos se confrontan con la única finalidad de establecer la hegemonía partidista en los Estados de la República, con toda la intención de obtener mas poder y mayor influencia para las elecciones federales del 2012; eso nos deja ver la presencia de los presidentes de los partidos, e incluso gobernadores externando su apoyo a los candidatos de sus partidos, cuando un gobernador en funciones no debería tener esa clase de participación política, hasta que termine la duración de su cargo público. Ahora bien, en el caso de que haya existido algún fraude o prácticas irregulares por parte de alguno de los candidatos, estaríamos diciendo que alguna de las dirigencias partidistas, como algunos políticos en funciones, estarían avalando las malas acciones que hayan podido realizar sus correligionarios, lo que nos dejaría ver con claridad que nuestra clase política carece de valores básicos, como la honradez y la lealtad al pueblo, y en el peor de los casos, siempre demuestran que no están dispuestos a perder por lo que ello conlleva de pérdida de prerrogativas y beneficios monetarios. Una vez mas, un proceso electoral en México nos queda a deber, porque lo que hemos visto antes no ha cambiado, solo ha tomado otras formas mas ilógicas, mas irreales y mas siniestras, solo el interés oligarca se ha mantenido intacto e incluso se ha fortalecido hasta el descaro.
No faltarán en el pueblo de Guerrero quienes de forma irracional se carguen hacia un candidato o hacia otro, y que curiosamente son las personas que difícilmente se cargan hacia el lado del pueblo; simplemente porque son quienes ya tienen compromisos adquiridos con algún candidato, y que son además, quienes tristemente suelen inclinar la balanza en momentos de decisión: personas que se mueven por las emociones desatadas, o por los intereses desmedidos. Solo la visión objetiva de la realidad de la sociedad, como una revisión histórica de las prácticas realizadas por los partidos políticos, puede llevarnos a no caer en el juego, y a saber defender cuando sea necesario, la preponderancia de la razón.
En las elecciones del domingo 30 de enero en Guerrero, vimos a dos perros, amarrados, de la misma raza, y con dueños que bien pueden ser parientes; las cuerdas se soltaron y comenzó la batalla, el objetivo de los dos es muy claro, devorar y desaparecer al contrario. Dice el dicho que perro no come perro, solo que la persona que inventó ese refrán, no consideró lo que pasaría si los dos perros se enfrentaran por el mismo hueso, en cuyo caso un perro querría la absoluta desaparición del otro. Ahora podemos decir que perro no come perro, pero siempre y cuando no haya gran hueso político de por medio.
Apocalipsis 3:16
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