Los "costos de la democracia": el premio a la incompetencia.
El año pasado, Karla (de quién no digo el apellido, por no faltar a su privacidad), fue despedida de el empleo en el que llevaba mas de 3 años, por un error bastante inocente. Karla se desempeñaba como chef repostera en una pastelería de cierto renombre al sur de la ciudad; durante su estancia en la empresa, elaboró miles de deliciosos pasteles, por los que no recibió premio alguno, mas que el salario que percibía. Evidentemente, Karla no esperaba nada mas a cambio de su trabajo, ella siempre estuvo consciente de que su obligación era trabajar con la mayor calidad por el salario que había convenido con el patrón; mismo que le permitía vivir bien a ella, a su madre y a su hijo: Karla es madre soltera. Un día, el del error que le costaría el más vil despido, entre todo el movimiento y ajetreo que existe dentro de una pastelería, por desgracia, alguien cambió de lugar el bote del azúcar y el de la sal. Karla acostumbrada a trabajar con rapidez y eficiencia, y ante el cambio inesperado del lugar del azúcar y la sal, puso en el pastel que estaba elaborando dos tasas de sal, en vez de dos de azúcar. Nadie detectó el error: el pastel fue vendido; pero como podemos imaginar, al rato, llegó el cliente reclamando que el pastel era una porquería, y exigía de inmediato otro o la devolución de su dinero. Es lógico decir que el cliente tenía la razón, por lo que de inmediato se le entregó otro pastel, y como es común en estos casos, miles de disculpas.
Después del incidente, el patrón se dio a la tarea de investigar quién de los trabajadores había cometido el error, y como era de esperar, encontró a la responsable. Bastante enfadado, y con el peor modo, regaño a Karla, quién al sentirse agredida, respondió con agresividad; la discusión se tornó verbalmente violenta, y culminó con la pérdida del mas débil: Karla fue despedida. Es por demás comentar que no se le pagó nada de lo estipulado por la ley, por lo que yo le dije que demandara ante la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, pero ella se negó, porque según, aún sentía algo de agradecimiento por la empresa en la que había trabajado esos años.
El caso de Karla, comparado con otros que veremos mas adelante, me hace cuestionar una cosa: ¿EL trabajo mal desempeñado merece el premio o el castigo? La respuesta a esta pregunta es mas difícil de lo que parece. En el caso de Karla, sin considerar que el hecho fue un accidente, lo que vimos es que no se titubeó en aplicar el castigo más fuerte que se puede aplicar a un ciudadano común, que es dejarlo sin posibilidad y sin seguridad de subsistir: la vida de Karla y lo que le pueda pasar a sus dependientes económicos simplemente no importa. Por otra parte vemos varias situaciones totalmente distintas, en las que se ha premiado la ineptitud, o la mala intención de algunas personas.
Si hacemos una evaluación, alejada de los fanatismos de algunos que siempre actúan como defensores de las "instituciones", podemos decir que el desempeño de nuestra clase política es bastante malo. Los mexicanos tenemos una lista de compromisos de campaña que no se han cumplido, y tenemos otra lista, en la que llevamos registro de todos los abusos e irregularidades cometidos por el gobierno, en contra de la ciudadanía y la razón. La incompetencia ha marcado el desempeño de Felipe Calderón al frente del Ejecutivo Federal; pero lo mas importante es poder descifrar: ¿se trata de incompetencia por falta de capacidad? o ¿hablamos de una simulación de la incapacidad para justificar actos cada vez mas arbitrarios? La respuesta a las preguntas anteriores puede ser tema de mucha discusión; lo que no está sujeto a la controversia es: si el Presidente no está entregando los resultados que el pueblo demanda, ¿cómo se atreve a subirse el salario mas del 24% para 2011? Si observamos el incremento general al salario mínimo en 2010, vemos que no subió mas del 5%. El incremento miserable de 4.85% al salario de los trabajadores, es el premio a su capacidad para desempeñar los cargos para los que han sido contratados; ¿cómo podemos justificar un incremento del 24% para un elemento, que simplemente, no ha cumplido con su cometido? Entonces en este caso, ¿se está premiando la incapacidad para desempeñar bien el trabajo, que Calderón está obligado a realizar? La respuesta es sí: el Presidente cobrará cerca de 200,000 pesos mensuales, por, literalmente, no hacer nada, o por lo menos nada bueno; mas la prima de riesgo de 813,000 pesos anuales.
Por otra parte, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, no se quedó atrás en lo que se refiere a las mejoras salariales: el magistrado presidente ganará 5,989,000 pesos sólo en el 2011, mientras que los demás magistrados se llevarán 3,999,000 pesos cada uno durante el mismo periodo. Importante cantidad si observamos la incompetencia de la que hace gala dicho organismo, o peor aún, si consideramos la indiferencia con la que tratan los asuntos en los que se ven afectados los intereses del pueblo. Los casos en los que la SCJN ha avalado disposiciones contrarias al bien común han sido muchos, por citar algunos, el caso del amparo promovido por el SME, ante la extinción de LyF del Centro; el caso de la Guardería ABC, donde con toda la desfachatez, y ante la indignación del pueblo de México, ninguno de los funcionarios involucrados en las irregularidades que causaron el accidente, recibió el justo castigo; el caso de la Licitación 21, donde la Suprema Corte, avala todas la irregularidades habidas en el proceso de entrega de un bien que pertenece a la nación, a una empresa privada, etc., etc. Si la Suprema Corte de Justicia no hace justicia ¿entonces por qué cobrar esos sueldos obscenos?, ¿acaso que cobren esos sueldos, no es una injusticia nuevamente avalada por ellos?.
Pero el colmo de la sinvergüenzada es que también los sueldos de los consejeros del IFE, se hayan incrementado al punto de que cada uno ganará 333,000 pesos mensuales; enorme premio para una institución enemistada con el pueblo, y traidora de la democracia; cuyo trabajo siempre ha sido más, generar un circo plagado de polémica, que verificar efectivamente el desarrollo de los procesos electorales. O sea, el trabajo del IFE es simular que trabaja, pero ésta resulta ser, además de una institución muy cara, una institución muy ociosa; no alineada con el pueblo, sino con los grupos en el poder; aunque cabe mencionar, no pagada por los poderosos, sino por el pueblo.
La justificación al incremento de los salarios para el Gobierno Federal, IFE y SCJN, que dio el Secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, fue: "es lo que cuesta la democracia"; pero ¿cuál democracia?, ¿es democrático que a estos funcionarios se les pague lo que ya hemos mencionado, mientras a un obrero se le pagan 57 pesos diarios?, ¿llaman democracia a una forma tan abusiva de distribución de la riqueza?, ¿es democrático asignarse semejantes salarios, sin consultar al pueblo?; también es importante observar cual puede ser la intención oculta de pagar tremendos sueldos, sobre todo al IFE y a la SCJN... no será que... ¿los estarán maiceando para tenerlos a modo en las elecciones venideras?.
Ahora la pregunta planteada en el tercer párrafo como que toma mas sentido: ¿EL trabajo mal desempeñado merece el premio o el castigo? Por lo visto la respuesta está determinada por el poder que posee la persona: si eres un trabajador común y corriente, espera toda la intolerancia y todo el peso del castigo por tu error; pero si eres Presidente de la República, magistrado de la SCJN o consejero del IFE, por tu incompetencia o por tu intencional daño a los demás, merecerás un enorme aumento de sueldo, ¡en hora buena!.
Apocalipsis 3:16