Así es mis Hermanos, el crecimiento de la
corrupción y la caída de la mentiras, que nos han dicho por años, serán
solo el comienzo de los grandes cambios. Enfrentaremos la furia de los
hombres de mal, muchos morirán (o moriremos), porque las principales
armas del invasor y del opresor son la furia y el odio; pero esas armas
no trascienden en los tiempos, porque se combaten ellas solas; el arma
de los débiles y los justos será la inacción, aunque esta inacción lleve
a la propia desaparición. Veremos también la furia de la tierra, que
con grandes cataclismos buscará su renovación; y otros tantos morirán en
esos cambios; y una vez más, ante los cambios de la tierra, la inacción
y resignación de los buenos y los justos, será su única defensa. Caerán
los viejos sistemas y sus falsas propagandas; y los Hermanos descubrirán
que no existe el altruismo basado en el dinero; que no existen
gobiernos que piensen en sus semejantes; que no existe la bondad, cuando
ésta es condicionada; que las personas no son trofeos ni propiedades; y
también descubrirán que el amor trasciende el tiempo y el espacio; que
el amor se da al prójimo sin importar sexo, color de piel, ni la
creencia personal; aprenderán que los niños son de todos, y garantizar
su futuro será obligación de todos; derribarán las falsas fronteras, y
se darán cuenta que todos los humanos de la tierra pertenecemos a un
mismo pueblo, un gran pueblo; observarán por primera vez el verdadero
universo, distinto al que les dijeron que era, porque el universo no es
negro ni obscuro, sino que es luz, es sabiduría y es la fuente del amor
infinito.
Estar preparados y convertir el temor en alegría, porque no hay cambio sin sacrificio; y tener la fe, de que entre más drástico es el proceso, más pronta será la renovación.
Estar preparados y convertir el temor en alegría, porque no hay cambio sin sacrificio; y tener la fe, de que entre más drástico es el proceso, más pronta será la renovación.
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