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Porque el derecho de decir lo que pienso y lo que siento me fue dado por los Dioses, no me podrá ser quitado por los hombres, sin que éstos, tarde o temprano, paguen el justo precio.


martes, 30 de septiembre de 2014

El Grito de Independencia y el cateo de los pañales

José Manuel de la Huerta / @Apocalipsis316

(25 de septiembre, 2014).- Un gobernante cae en el miedo irracional, porque sabe que está haciendo cosas muy malas…

Y es que si es verdad, la indignación es justificada: no es correcto tratar a los niños que asisten, en compañía de sus padres al Grito de la Independencia, como criminales en potencia; mira que pasarlos a la báscula como si fueran a ingresar a un penal…

El pasado 15 de septiembre, antes de la ceremonia del  Grito de Independencia 2014, los  ciudadanos asistentes a una Fiesta Nacional, o sea de todos los mexicanos, fueron cateados al estilo de los aeropuertos, centrales de camiones foráneos y centros penitenciarios, para poder ingresar; pero la Fiesta, como todos sabemos, se lleva a cabo en el Zócalo Capitalino, un lugar público que no debería ser de acceso restringido y en el que no deberían ser cateados los asistentes a ese lugar. El caso es que en especial, en esta ocasión, también los hijos de los asistentes, muchos de ellos bebés, también fueron revisados por agentes de la policía federal; fueron manoseados y toqueteados para ver si no llevaban algún arma de uso exclusivo del ejército u otra arma de destrucción masiva en sus pañales.

¿Pero qué gente en su sano juicio puede pensar que los padres de familia van a esconder armas en sus propios hijos? Yo creo que nadie, eso sería casi imposible, sobre todo si suponemos que el humano, objeto del odio, no es el hijo mismo; las personas que pueden pensar tal aberración, sin duda lo piensan porque ellos si serían capaces de algo así. Así el gobierno trató a los fieles mexicanos (que asisten por tradición al grito de independencia sin reparar en la calidad moral del presidente que encabezará dicho acto) como criminales asesinos o cómo yihadistas suicidas, incluyendo en esta categoría a sus inocentes niños.

Ante esta situación, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos inició una investigación al respecto; investigación que sin duda no servirá para nada, simplemente porque las personas que están en el gobierno no respetan los Derechos Humanos, que van más allá de ser cateado o no en un lugar público; y prueba de eso es que un merolico de la secretaría de gobernación, llamado Roberto Campa, justificó la medida y dijo que era necesaria; expresó:

“Es importante garantizar la seguridad y tranquilidad de la gente que acude un evento público tan importante como este y evitar cualquier abuso, especialmente para con los niños”.

¡Pero los niños ya habían recibido abuso! ¡Habían sido revisados hasta de sus pañales! Digo, si los policías federales iban a revisar hasta los pañales, como una cortesía se los hubieran cambiado a los niños que iban sucios; digo, por lo menos para taparle el ojo al macho…

… Los revisaron como para ingresar a un penal, pero se olvidan que los peores criminales de este País no están en los penales, están salvaguardados entre los gruesos muros del falso poder y la impunidad…

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