Hoy, 20 de marzo de 2012, tembló la tierra a nuestros píes, 7.8 grados en la escala de Richter (en México Distrito Federal) y de esta forma la tierra nos demuestra, que más bien, somos nosotros los que estamos a sus pies... Y es que cuantas cosas te pasan por la cabeza cuando sientes que no te puedes mantener en firme, porque el suelo que te sostiene se mueve y no te permite mantenerte en pie; pero sobre todo sientes el miedo, ante la fuerza del evento, porque sabes que puedes no estar seguro, y sabes que puedes caer y morir... Y es que siempre que tiembla algo cae, y siempre que algo cae, alguien pierde... Cuando la tierra tiembla, el hombre pierde, porque toda creación humana es endeble ante las fuerzas de los suelos; pero cuando la tierra tiembla, la tierra gana, porque acomoda los suelos para volverse más estable... Este año en México, es el año de los temblores...
Tiembla el pueblo, acosado por el miedo, el crimen, el mal gobierno y la impunidad; y prolongan el temblor de la sociedad, la miseria, el riesgo del hambre, las carestías fabricadas, el despojo de los bienes, etc... Pero al igual que la tierra, el pueblo es el que sostiene los pies de quién lo pisa, y ese que pisa al pueblo, lo seguirá pisando hasta que el temblor del pueblo sea tan fuerte que no lo deje permanecer en pie, obligándolo a caer; en ese momento la fuerza que tirará opresores, servirá para el acomodo de los nuevos sectores de una nueva sociedad.
Tiemblan las almas de los hombres, atrapadas por los falsos dioses, las religiones impuestas, la pérdida de la verdadera fe; almas presas de la religión del dinero, sin la plena conciencia de la divinidad propia; porque los han enseñado a adorar al que está afuera y no al que está adentro, porque les han dicho que lo que está adentro es motor del pecado y que el objeto de adoración debe ser inalcanzable; han enseñado a los hombres a adorar las imágenes y las falsas ideas, y a despreciarse a sí mismos... Sólo el temblor de las almas derribará los viejos castillos de las falsas creencias, para dejar libre el campo en el que florezcan las nuevas ideas.
Tiembla la educación, que no enriquece ni a los pueblos ni a las almas, sino que por el contrario, mecaniza y manipula, que no es creativa y deshumaniza; esa educación que da datos y quita valores, que induce el servilismo hacia el extraño y la irresponsabilidad hacia los propios... Al temblar la educación saldrán las raíces del árbol que no da frutos, para que se pueda plantar la nueva semilla, de la que nazca un nuevo árbol, que tenga un tronco grueso, fuerte, que sea el tronco de los valores, sobre el que después crezcan las hojas del conocimiento.
Tiemblan los niños y lo jóvenes, al ver que pierden el futuro, al ver que la infancia y juventud, son el preludio de la desgracia del adulto... Solo el temblor de los jóvenes y los niños, moverá algún día nuestras conciencias, derribando el banal descuido en el que los hemos tenido, obligándonos a edificar un futuro para ellos, y a lo mejor, también para nosotros.
... Es cierto que nos dan miedo y hasta nos quitan el sueño; es verdad que nos hacen dudar, pero también es cierto, que los temblores sirven para cambiar... Para salir del calabozo, hay que derribarlo, o por lo menos, derribar la puerta...
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